A mal tiempo, buena cara
En estos momentos de crispación, “prebélicos” según alguna manifestación reciente, imagino que de todos conocida, creo que lo que menos falta hace es incrementar la inmensa legión de “politólogos” que nos turban la paz de cada día.
Antes solía desayunar leyendo el periódico. Después, oyendo la radio y ahora, mirando las tareas del día que aún no he delegado, a ver a quien se las endoso.
Los últimos sábados he cambiado mis costumbres y, como suelo estar en Vélez, me acerco a comer tejeringos. Bueno, ahora son un poco diferentes y se llaman churros, pero según me dijo una bruja local (todavía quedan), de la observación de la espumilla que hacen al freír se puede deducir el futuro. ¿A que no lo sabían?
Yo hasta ahora no he adivinado nada, pero los churros están de muerte.
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